El infernal viaje de 8 años de emprendimiento que tuve que soportar antes de vivir viajando y poder trabajar dónde hubiese Wifi…

…Y cómo el haber renunciado a mi empleo corporativo para crear mi empresa emergente (startup) me j*dió la vida

Capítulo 1: Decir basta

 

Esta es un pequeña historia de cómo estaba en el aeropuerto de Barcelona.

Para coger un vuelo a las 5:30h mañana y volar a una feria profesional de Londres.

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Y cómo he terminado –como yo lo llamo– en Rancho Emprendimiento.

Yo trabajaba para una consultora de tecnología que aspiraba a competir con las 4 firmas principales de consultoría estratégica.

Una vida entre un escritorio y salas de reuniones con paredes de cristal para enmascarar que no dejaba de ser una tipo de celda.

Una vida de consultor de 12 horas bajo luz blanca de hospital artificial donde te pierdes de todo y de todos.

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Lo que no te pierdes son las hojas de cálculo y calendarios de planificación.

Una vida de negocios ‘demasiado’ complejos para entenderlos en su totalidad.

Un tipo de negocio para el que te preparan como esclavos ideales las escuelas de negocios más importantes (y no tan importantes).

Cuyo títulos estamos orgullosos de tener.

Buenos…

…antes estaba orgulloso de tener.

¿Y el sueldo? También complejo pero suficientemente atractivo.

Salario base + dietas + vehículo + plus de productividad + plus rendimiento por proyecto + plus anual del ‘EBITDA’ de la empresa.

Capítulo 2: Mi madre

 

Había algo sobre esta vida de consultor que no me llenaba.

Ya no podía soportar más esta vida de mi3rda, y llamé a mi madre un día:

– “Mamá, estoy en paro, acabo de entregar mi carta de dimisión. Quiero empezar por mi cuenta…”

A mi santa madre casi le da un ataque al corazón.

No era lo que una madre viuda, que tuvo que remar muchísimo para sacar a mi hermana y a mí adelante quería escuchar después de haberme empujado a estudiar y tener un trabajo seguro.

Traté de calmar su angustia.

No lo conseguí.

Yo le di mi explicación, fue la siguiente:

– “Mamá, lo odio. Todos estos consultores están fingiendo ser felices y más de la mitad tienen que estar tomando Lorazepam a diario.”

Tragué saliva y continue:

– “Duermo solo 4 o 5 horas al día. Todos esos beneficios que la empresa me prometió no existen.”

– “¿Sabes ese hotel de lujo de Londres? Trabajo casi 16 horas al día y ni siquiera lo disfruto.” 

– “¿El desayuno tropical buffet? Nunca he tenido tiempo para eso. Coger un café para llevar y salir por patas.”

– “¿Las comidas o cenas gourmet? Cambiadas por un sándwich delante de la pantalla del portátil con una hoja de Excel.”

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Con suerte en el aeropueto había algo “saludable” pero insípido…

– “Ah, por cierto! Durante el viaje entero, en vez de disfrutar del menú ‘Business’, también clavo la mirada en la hoja de Excel, en todos los vuelos.

– “¿El salario maravilloso? Nunca hay tiempo para gastarlo en experiencias, sólo puedo comprar cosas materiales que siento que no necesito para nada ni me llenan…”

– “Madre, odio mi vida…”

– “Siento que es la vida de alguien derrotado…”

– “Ni siquiera me veo con mi novia. Me despierto y me voy de casa antes que ella y llego de la oficina cuando ya está acostada.”

– “No puedo fingir más. Quiero empezar algo por mi cuenta, con mis reglas. Hacer dinero con mi propio negocio…”

Mi madre todavía estaba lejos de la jubilación.

Ha tenido que reinventarse una y otra vez por la situación familiar. Siempre ha optado por trabajos seguros y aburridos de 9h a 17h.

La admiro por ello, pero yo me estaba dejando la salud.

Sabía que cómo mi padre era empresario, mi madre podía entender mi situación.

Para mi sorpresa no era así, parece que ella no era muy fan de la inseguridad.

Lo que no me esperaba fue la llamada de la mañana siguiente.

Era mi madre al teléfono:

– “Y cuéntame, ¿cómo va tu negocio? ¿Ya está creciendo?”

No importaba lo que yo dijera.

Fue imposible hacerle entender que un negocio necesita más de un día para crecer.

Capítulo 3: Novia, amigos y círculo social

Tenía la novia menos comprensiva del mundo…

No añadiré nada más al respecto.

Sigo.

Había llegado el momento de compartir la noticia con mis amigos.

Los cuales estaban ocupados ascendiendo los peldaños de sus carreras profesionales en el exclusivo mundo corporativo.

Les dije a todos que acababa de renunciar a mi trabajo.

Todo para montar mi propio negocio.

Algunos de mis amigos se fueron alejando poco a poco.

Probablemente porque pensaron que andaba mal de la cabeza.

Ya que mis primeros 5 años como asalariado cambiaba de trabajo “de ensueño” cada 6 meses.

Unos pocos amigos que cuento con la palma de 1 mano me apoyó.

Pero había algo extraño en mi relación con ellos

…pronto me di cuenta de que estaba evitando las reuniones sociales.

Te cuento.

Cada vez que me reunía con esos amigos se repetía la misma situación.

No tenía mucho que contar cuando me preguntaban, una y otra vez cosas cómo:

– “Oye, ¿cómo va el negocio?”

– “Vas a ser el próximo Zuckerberg, ¿no?”

– “Estamos muy orgullosos de ti, estamos seguros que pronto vas a petarlo.”

Crear mi propio negocio y llegar a vivir de Internet fue un viaje largo.

Y estaba sometiéndome a una presión social inmensa al darle tanto put4 importancia a la opinión de los demás.

Iban pasando los días, las semanas y los meses y cada vez me sentía más solo.

Y deprimido por evadir los eventos sociales.

Mi negocio no crecia tan rápido como mi círculo social se imaginaba.

Y sinceramente, estaba hasta los huev0s de explicarle a la gente que se tardan años para que empresas como Facebook o Twitter llegaran donde están hoy.

El único sitio donde me sentía realmente cómodo era cerca de mi pocos amigos (y algún conocido) emprendedores.

Y a día de hoy mantengo la creencia de que solo un emprendedor puede entender a un emprendedor.

Capítulo 4: Dinero, dinero, dinero

Cómo si la presión social y la soledad no fueran suficientes, aún había más.

Me enfrentaba ahora a la madre de todos los problemas:

Me estaba quedando sin ahorros muchos más rápido de lo que había imaginado.

Tener en la cabeza una lavadora centrifugando 24 horas preocupaciones estaba afectando a mi productividad.

Y peor todavía, estaba afectando a mi capacidad para tomar decisiones correctas.

Entré en pánico y estaba desesperado por tener éxito y ganar dinero.

Hasta tuve que decidir un día en Mercadona si me llevaba un paquete de arroz o un paquete de pasta porque no tenía más dinero.

No tenía ni idea de que era solo el inicio de una época muy difícil, llena de altibajos…

Y fueron más de 2 y 3 veces que tuve que pedirle a mi madre y hermana que me ayudaran a llenar la nevera…

Capítulo 5: El día de hoy

Adiós a todo el drama.

Han pasado más de 8 años desde aquellos días.

Ahora estoy escribiendo esto desde un maravilloso rancho, en la costa brava de Girona, mientras tomo mi café con hielo.

Quizás todo esto te suena a película.

Quizás incluso piensas que te estoy engañando.

Y no, no soy el fundador de una empresa que me hizo millonario.

Lo que sí puedo decirte hoy, es que mi negocio (basado principalmente en mi marca personal) me da una seguridad y bienestar financiero constante que me permite estar viajando con una furgoneta camper y trabajar desde donde haya wifi (o pueda compartir datos móviles).

Capítulo 6: Reflexiones

8 años de emprendimiento me han dado para muchas experiencias.

Pero hay 5 cosas que hubiera querido preguntarme a mí mismo antes de haber empezado este penoso viaje.

Cinco preguntas que, creo, todo futuro emprendedor debe responder antes de dar el primer paso al lanzamiento de su negocio online.

#1. ¿Estás preparado/a para afrontar la presión social?

Cuando uno tiene familiares y amigos que no son empresarios no van a entender realmente lo que estás intentando conseguir.

Y la presión de todo tu círculo social será muy fuerte.

A mí, me importaba demasiado lo que la otra gente opinaba de mí.

Tanto, que me generó problemas de salud grave.

Era muy exigente conmigo mismo y me castigaba con largas horas de trabajo para gritarle a todos mi éxito lo más pronto posible.

Hasta que me di cuenta de que a nadie le importaba un carajo lo que hacía.

Entonces, ¿Por qué tengo que preocuparme?

Me afectaba los pocos segundos que dedicaban otras personas a leer un publicación en redes sociales.

Ni hace 8 años ni ahora, nadie tiene tiempo de preocuparse por los demás con la velocidad a la que pasa todo.

Si te quita el sueño lo que otros piensan de ti, vas a desperdiciar tu tiempo intentando buscar la aprobación por ser exitoso/a en vez de enfocarte en que tu negocio crezca y te genere ingreses altos.

Mi consejo es que abras los ojos.

Yo tardé un poco bastante en abrir los míos.

#2. ¿Eres soltero/a o tienes una pareja que te apoya incondicionalmente?

Según van pasando los años y crecemos, compartimos más tiempo con nuestra pareja que con la familia o amigos.

Aunque no es culpa de nadie, era triste ver cómo muchos de mis amigos emprendedores nos separabamos de las novias a lo largo del camino.

Tener tu propio negocio es duro al principio.

Mucho más complejo de lo que yo me imaginaba.

Anda hecho mi3rda con un millón de cosas en la cabeza que nadie (ni tu novia) podrá llegar a entender jamás.

Si no estás soltero/a, asegúrate de que tu pareja entienda que es normal que a veces no se tenga la cabeza ni para un simple beso.

Sí, para un beso con lengua como debe ser.

#3. ¿Tienes suficiente dinero en efectivo que te dure por lo menos 6 meses?

¡Bien!

Ahora multiplica esa cantidad como mínimo x2 porque vas a fundirte tus ahorros más rápido de lo que crees.

Habrá mucho gasto imprevisto: abogados, gestoría, iPhones o portail roto, etc.

Prepárate para un piso pequeñito, una dieta minimalista y a contar cada euro (que jamás en tu vida había valorado).

Los meses justo antes de que se acabe el dinero, ese es el infierno.

Las cosas se harán especialmente difíciles.

Y la presión aumentará tan drásticamente que no podrás dormir bien.

¡Ojo!

El éxito llegará a pasos lentos.

Y el dinero se esfumará con rapidez.

Se inteligente, planificate desde el día uno.

Mi recomendación es que no te tires a la piscina.

Empieza con un cliente vehículo.

No es el mejor cliente, ni el ideal, ni te dedicarás a tu pasión.

Pero te dara seguridad financiera.

Sigue avanzando.

#4. ¿Estás listo para dormir solo unas cuantas horas al día?

Cuando deje mi trabajo en una gran empresa, pensé que iba a cumplir mi sueño de trabajar cuando me diese la gana.

Eso fue hasta que leí una cita de Lori Griner:

“Los emprendedores están dispuestos a trabajar 80 horas a la semana para evitar trabajar 40”.

Todo comenzó cuando empecé a despertarme varias veces de madrugada.

Al principio -y esto me sigue pasando hoy- era porque estaba muy emocionado por mis ideas y porque tenía muchísimas.

No podía esperar a que se hiciera de día para empezar a trabajar.

Después llegó la etapa de desesperación -esto es lo que he exterminado-.

Trabajaba demasiado porque nunca me bastaba lo que hacía para desarrollar mi idea.

Y siempre quería hacer más.

Lo que me di cuenta años más tarde fue de esto.

Cuanto más trabajaba y más tarde me iba a la cama, más difícil se me hacía quedarme dormido y peor era la calidad de mi sueño.

¿Las consecuencias de esto?

Perdía cómo mínimo 2 o 3 días a la semana porque eran improductivos, nulos…

No te dejes engañar por las increíbles fotos postureo de Instagram.

No te creas el bombo publicitario de que quieren empiezan su propio negocio en internet se hacen millonarios en 2 días.

Detrás de escena, hay días que duelen, noches sin dormir, rechazo y fracaso.

El camino hacia el éxito no es instantáneo.

Dependiendo de la ruta, es muy largo.

A veces, demasiado largo.

#5. ¿Cuál es tu definición de éxito?

Cada uno de nosotros tiene prioridades diferentes en la vida.

Para mucha gente el dinero es la número uno de la lista.

Mientras que el equilibrio entre trabajo y la vida personal es imprescindible para muchos otros.

Por tanto, la definición de éxito es diferente para cada persona.

La dificultad de tu camino se verá afectada dependiendo de cuál se la definición que tú le des.

Si lo que buscas es el dinero y el reconocimiento del público, es muy probable que afronte momento difíciles en tu viaje.

Ten presente las sabias palabras de Hemingway:

“Es bueno que nuestro viaje tenga un destino final; pero al final, es el viaje lo que cuenta”

Los emprendedores de éxito nos son necesariamente aquellos que recaudan millones en las rondas de inversión.

Esos, son uno en un millón.

Lo extraordinario, es que hay miles de soñadores en la tierra que consiguen lanzar sus negocios online y que vivien muy cómodamente y felices trabajando para sí mismos.

Estos no llegarán a los titulares de las noticias de tecnología.

No saldrán en la revista Forbes.

Y lo más importante, no olvides esto:

No importa qué tan jodido te deje tu nuevo negocio o cuán difícil sea, disfruta el viaje y sigue tu pasión.

Recuerda esta frase mal atribuida a Steve Jobs:

“Si no construyes tu sueño, alguien te contratará para que le ayudes a construir el suyo”. 

Quién explicó esto perfectamente de verdad fue Tony Guskin.

 

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